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Son diferentes los caminos que en su día sirvieron como vías de peregrinación hacia la Real Capilla de la Vera Cruz de Caravaca (hoy Basílica Menor), teniendo como pilares fundamentales a la Orden de Santiago y a órdenes religiosas tales como jesuitas, franciscanos y carmelitas. |
La Orden del Temple tuvo relación con el Camino de Santiago y con Caravaca de la Cruz –a pesar de la pronta y violenta desaparición de esta orden militar- jugando en este último caso un papel esencial en la presencia de su lignum crucis y, sin lugar a dudas, en los inicios del culto al mismo y de su difusión. Fueron custodios del Camino y fundadores y guardianes del culto a la Santa Vera Cruz de Caravaca.
Bien es verdad que en Caravaca esta orden estuvo en torno a medio siglo. Sin embargo, en ese tiempo habría trasiego de sus componentes hacia otras zonas, y de ellas hacia Caravaca. No cabe pensar en su bailía como en un ente aislado. Por el contrario, es constatable la existencia de varios de sus comendadores, quienes junto con otros miembros asistirían a los Capítulos de la Orden en que se tratarían aspectos relacionados con esta bailía (caso de Cehegín que, en 1307, en el de Zamora, recibió el fuero de Alcaraz).
También al respecto, parece significativo que el Capítulo de 1272, celebrado igualmente en Zamora, en el que participaron freires de toda la provincia de Castilla, se celebrara coincidiendo con el día de la Santa Cruz de Mayo.
Por otra parte, todos los indicios apuntan a un establecimiento de los templarios en Caravaca impulsado por los aragoneses. Es más, la campaña aragonesa, frente a la sublevación mudéjar del Reino de Murcia en la que intervino intensamente el Temple, la dirigió el templario Pere de Queralt, Lugarteniente del Temple en Aragón, consiguiendo la derrota musulmana, en 1266. Sería tal vez a instancias de este aragonés que se fundaría la bailía templaria de Caravaca. Lo que lleva, sin lugar a dudas, a pensar en una primera etapa de fluidas relaciones entre este nuevo asentamiento templario y los de la Corona de Aragón, pues seguramente los primeros caballeros y demás componentes que se asentaron tendrían allí su origen.
No obstante, Caravaca pertenecía a Castilla, de ahí que también se afianzaran relaciones con encomiendas y zonas de presencia templaria en este reino. Asimismo, con el tiempo vendrían también componentes de la Orden procedentes de zonas castellanas. Ello serviría para relacionar con ambos reinos a los templarios de Caravaca. Así, en 1285 el rey Sancho IV de Castilla quitaba a los del Temple la bailía de Caravaca por haber entregado, sin apenas resistencia, el castillo de Bullas a los musulmanes. Pero también en 1296, ante la debilidad de Castilla por sus propias cuestiones internas, Jaime II de Aragón entra en el Reino de Murcia con la idea de anexionárselo y cerrar a Castilla su salida al mar Mediterráneo, llegando a Caravaca y confirmando en su puesto al comendador templario Lope Pays.
Ello significa que hasta el año 1304 en que se firmó la Sentencia Arbitral de Torrellas (Zaragoza), que reintegraba parte del Reino de Murcia a Castilla, la bailía de Caravaca estuvo bajo dominio e influencia aragonesa, lo que implicaría la intensificación de sus relaciones con los templarios de este reino.
Al mismo tiempo, y en estas circunstancias, el culto a la Santa Vera Cruz de Caravaca va tomando cuerpo y se expande por ambos reinos, llevado por los freires templarios y cuantas personas tuvieran relación con ellos y con Caravaca. Pero, por otra parte, el culto al Apóstol Santiago, cuando el Temple se asienta en el Reino de Murcia, llevaba ya en torno a tres siglos, dando pie a peregrinaciones desde distintos puntos de la Península Ibérica principalmente durante la Baja Edad Media. Naturalmente también desde el Reino de Murcia. Es más, una leyenda, que a día de hoy ya se ha constituido en tradición, establece que el Apóstol Santiago llegó a la Península Ibérica desembarcando en Cartagena (Murcia). De ahí que el camino recorrido por el Apóstol hasta llegar a lo que hoy es Santiago de Compostela habría de tener su origen forzosamente en Cartagena, cruzando España en diagonal, y pasando por Albacete.
Se trata de un hecho de difícil demostración, aunque también es de todo conocido que la propia venida del Apóstol a España es cuestionada por la ciencia histórica. De cualquier modo, es muy posible que en el Reino de Murcia, ya en el siglo XIII, las peregrinaciones a Santiago tuvieran bastante auge. Pero al mismo tiempo, en este Reino, nace un importante centro de expansión de culto cristiano y motivo de peregrinaciones: Caravaca.
Así, en el siglo XVII, concretamente el año 1696, está perfectamente constatado y documentado el bautismo, en Caravaca, de una hija de peregrinos, que habría de adoptar el nombre de María de la Cruz, procedentes de la ciudad de Estella, en Navarra, y que a su vez habían visitado los santuarios de Monserrat y Santiago de Compostela. Y lo que parece lógico es que ellos no fueran ni los primeros ni los únicos en la historia, sino que más bien seguirían una tradición cristiana, seguramente de siglos, ligada a la devoción existente en torno a los santuarios referidos, que originó movimientos de peregrinación y de interconexión entre los mismos.
En el siglo XIII, concretamente a partir de la derrota mudéjar de 1266, consta la existencia de un importante movimiento migratorio de éstos hacia el reino de Granada. Ello fue acompañado de otro movimiento de repoblación con cristianos, que ocuparían parte de los huecos dejados por los musulmanes, y cuyo origen estuvo en Castilla, Aragón y Navarra. Según Torres Fontes «… los repobladores que llegaban para fijar la posición castellana eran en su mayoría integrantes de las huestes de conquista, o en su defecto, lo que podemos considerar como profesionales de la guerra, en una fusión lógica de colono-guerrero, binomio perfecto para la génesis de una frontera humana…»
Según Marín Ruíz de Assin, en 1347 ha sido posible rastrear 41 repobladores procedentes de Castilla y 14 de Aragón. Es más, desde 1285, algunos con nombres tan significativos como Bartolomé de Jaca, Pedro de Daroca, Ferrant García de Illescas, Domingo Martin de Albarracín, García Pérez el Gallego, etc. Ello implicaba un trasiego y una comunicación importantes entre distintas zonas de los reinos a través de rutas que a su vez se convirtieron en vías de peregrinación y que, ineludiblemente, entre otros puntos pusieron en contacto la bailía de Caravaca con el Camino de Santiago.
Es más, esos movimientos repobladores fueron más allá de la Baja Edad Media, para rebrotar tras la desaparición del reino de Granada. Y sin duda muchos de los nuevos pobladores pudieron seguir pistas o informaciones de origen familiar o histórico. Es el caso de algunos procedentes, entre otros lugares, del Valle de Roncal, en Navarra. O de zonas del País Vasco. Son muchos los apellidos de origen navarro o vasco radicados en Caravaca desde el siglo XVI, tales como Navarro, Otálora, Bollaín, De Haro, Caro, De Mora, Uribe etc.
Por otra parte, ya en las bulas pontificias de Clemente VII en el siglo XIV, desde Avignon, concretamente en la de 1392, consta que «…a la capilla de la Santa Cruz de dicho real castillo concurre gran multitud de los mismos fieles, que vienen de lejanas partes... », y aunque no se indica los lugares de procedencia, tampoco se pueden excluir Navarra, Castilla o la Corona de Aragón.
En 1540, Antonio Oncala, canónigo de la catedral de Ávila, refiriéndose a los peregrinos que llegaban a Caravaca y a la Vera Cruz escribió: «…Esta Cruz no solo para los moradores de aquel lugar, sino para toda España está tenida en grande veneración (…) gran muchedumbre de Peregrinos, que hinchen todas las calles…». Y en 1600 Jaime Bleda manifestaba «…van de muchos lugares de España a adorar aquella Cruz…». Como es natural se marcarían rutas de peregrinación, algunas muy definidas y coincidentes con las habituales en cada época entre los distintos territorios de España, que llegaban o pasaban por Caravaca, y otras seguramente de menor entidad y no siempre señaladas.
LA RUTA TEMPLARIA A CARAVACA DE LA CRUZ |
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La ruta, que discurre siguiendo los principales enclaves templarios, se inicia en San Juan Pie de Puerto (Francia), conviviendo durante un tramo con el Camino de Santiago que viene de Francia, hasta Puente La Reina. En esta población, ambos caminos se desligan y se inicia ya en solitario el rumbo hacia la venerada reliquia caravaqueña: la Vera Cruz. |
Así pues, a través de los antiguos reinos de Navarra, Aragón y Castilla, se suceden los siguientes referentes:
En el antiguo Reino de Navarra:
- Puente la Reina (punto de partida o
de encuentro en la ruta y Camino de Santiago)
- Artajona
- Castejón
- Tudela |
En el antiguo Reino
de la Corona de Aragón:
- Provincia de Zaragoza:
- Tarazona
- Calatayud
- Daroca
- Provincia de Teruel:
- Calamocha
- Cutanda
- Alfambra
- Teruel
- Libros
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En el antiguo Reino de Valencia:
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En el antiguo Reino de Castilla:
- Provincia de Cuenca
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- Provincia de Albacete:
- Casas de Vez
- Alcalá de Júcar
- Montealegre del Castillo
- Ontur
- Provincia de Murcia:
- Jumilla
- Calasparra
- Moratalla
- Caravaca de la Cruz
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De entre esos puntos hallamos que Calatayud, Daroca, Alfambra y Teruel ya formaron parte de uno de los itinerarios que siguió Jaime II de Aragón entre 1296 y 1301 cuando, a través de Valencia, llegó al Reino de Murcia, ocupando Caravaca, que dependió durante ocho años de la Corona de Aragón.
Asimismo, de la Edad Media consta la existencia de un camino importante que unía Puente la Reina (a través de Estella, Los Arcos y Logroño) con Tudela, y ésta, a través de Zaragoza, con Calatayud, Daroca y Teruel. Desde Teruel había un importante punto de unión con Albarracín y desde allí a Cuenca, que a su vez unía con Albacete y Almansa.
En el siglo XV está constatado el viaje de Jerónimo Münzeh, desde Roncesvalles, por Pamplona, Olite, Tudela, Zaragoza y Calatayud.
LOS ELEMENTOS MÁS
DESTACADOS
DE LA RUTA |
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En este apartado reseñaremos, de forma escueta, aquello que más destaque en los principales puntos de referencia. |
EN NAVARRA
PUENTE LA REINA
Puente la Reina es un importante enclave del Camino de Santiago, siendo el punto de unión de varios de los caminos que confluyen en el Camino de Santiago (el navarro o aragonés, proveniente de Somport, y el francés). Tradicionalmente es un importante enclave de peregrinación.
Con respecto a lo que nos ocupa, se dice que en este lugar se estableció una encomienda templaria (Murugarren o Villa Vétula) y, entre los años 1141 y 1158 en que fue maestre Pere Rovira, se construyó un hospital para los peregrinos y la iglesia de Santa María de los Huertos. Tras la desaparición de la orden, esta iglesia pasó a San Juan de Jerusalén, convirtiéndose en la del Crucifijo.
Se trata de un templo románico, con posible origen en el siglo XI, si bien la mayor parte de la construcción es del XII. En ella se custodia un curioso crucifijo en forma de pata de oca, cuyo origen legendario, posiblemente de iconografía germana, algunos atribuyen a los templarios. Si bien esta última afirmación es difícil de probar.
ARTAJONA
De Artajona se dice que en la segunda mitad del siglo XII, junto con Puente la Reina, ya dependía del Temple. En ella se encuentran los restos de una fortaleza medieval, conocidos como el Cerco de Artajona, cuya antigüedad puede remontarse al siglo XI. Parece que en sus orígenes estuvo dotada esta fortaleza de catorce torreones almenados de los que, a día de hoy, solamente quedan nueve. Por algunos se ha atribuido su propiedad, en su día, a los templarios, si bien carecemos de certeza documental al respecto.
Sin embargo, la tesis que parece más probable es que esta fortaleza fue donada, hacia finales del siglo XI, por el obispo de Pamplona a una comunidad de canónigos de Toulouse (Francia), creándose un priorato que pervivió hasta el siglo XVI.
En el siglo XIII se le dotó de la iglesia-fortaleza de San Saturnino, de estilo gótico, construida sobre otra anterior de factura románica. Destaca su portada gótica de finales del siglo XIII, en la que se incluyen las imágenes del martirio de San Saturnino, así como las de la reina de Navarra, doña Juana, y su esposo.
CASTEJÓN
Castejón ubicada esta población en la orilla derecha del río Ebro, lindante con La Rioja, tuvo un castillo que se cita ya en el siglo XII. Si bien no albergó una encomienda, sin embargo sí hubo en esta población bienes templarios, a consecuencia de una donación testamentaria de Fortún García y su esposa Toda.
TUDELA
Tudela también situada en la orilla del Ebro, fue fortificada por los musulmanes a comienzos del siglo IX, en época del Emirato, convirtiéndose en un importante enclave fronterizo, llegando incluso a ser capital de un reino de taifas, si bien durante muy poco tiempo.
Fue reconquistada por Alfonso I el Batallador el año 1119, integrándose en el reino de Navarra tras el fallecimiento de este rey. En 1131, al igual que Castejón, la Orden del Temple recibió bienes en este concejo, también como consecuencia de la misma donación testamentaria. En el siglo XII los reyes de Navarra alternaron su residencia entre Tudela y Pamplona.
La antigua Alcazaba musulmana fue modificada y reconstruida como baluarte defensivo al parecer por el rey Sancho VII El Fuerte, participante en la batalla de las Navas de Tolosa (1212) contra los almohades. Hoy sobre sus restos se alberga el Monumento al Sagrado Corazón de Jesús.
Entre sus múltiples monumentos destaca la Catedral, erigida sobre una antigua mezquita, monumento de transición hacia el gótico iniciado hacia finales del siglo XII y que ha ido recibiendo modificaciones desde entonces. Su claustro románico es de una gran belleza, destacando la serie de sus capiteles, así como una capilla mudéjar del siglo XV anexa al mismo. Su portada del Juicio Final es un claro anuncio del gótico.
Destaca, asimismo, la iglesia de estilo gótico de Santa María Magdalena, de finales del siglo XII, construida sobre un templo mozárabe
Entre los edificios no religiosos cabe señalar el del Ayuntamiento, con su espadaña. También son destacables una serie de palacios renacentistas ubicados en el ámbito de su casco histórico.
Al igual que Caravaca de la Cruz, alberga un convento de Carmelitas Descalzos, fundado con pocos años de diferencia con respecto a los de aquella ciudad.
EN ZARAGOZA
TARAZONA
Tarazona se ubica en el área de influencia inmediata del Moncayo, en una encrucijada de caminos entre Aragón, Navarrra, Castilla y La Rioja. Si bien existen en su entorno restos de época ibérica, será con los romanos cuando tome verdadero auge, llegando incluso a acuñar moneda propia. Con los visigodos se convirtió en baluarte defensivo frente a los vascones. Con la ocupación musulmana, en 714, se consolidó como una ciudad importante, dotada de mozarabía y judería. En esta villa llegó a implantarse una Escuela de Traductores.
En el siglo XII, en sus cercanías, fue vencido el ejército musulmán que acudía en apoyo de Zaragoza, y 1119 fue reconquistada por Alfonso I El Batallador, respetándose a buena parte de sus antiguos pobladores musulmanes y judíos, que habrían de recluirse en sus respectivos barrios, debiendo convivir con nuevos repobladores cristianos provenientes principalmente de Aragón y Navarra.
No se estableció en ella ninguna encomienda templaria, aunque sí les fueron entregadas a los templarios algunas heredades.
Destaca en esta ciudad su casco histórico, en el que abundan las obras de arte mudéjar. Así, la catedral de Nuestra Señora de la Huerta o de la Vega, de estilo gótico mudéjar, iniciada en el siglo XII y consagrada en el siguiente, si bien fue parcialmente destruida en el siglo XIV, a raíz de la guerra sostenida entre Pedro I El Cruel de Castilla y Pedro IV El Ceremonioso de Aragón, lo que llevó consigo reconstrucciones en su seno, siendo sometida recientemente a restauración.
También es reseñable como edificio religioso el que se considera como templo más antiguo de la ciudad, la iglesia de Santa María Magdalena, de estilo románico-mudéjar. Igualmente el Palacio episcopal, de apariencia sobria y construcción renacentista, sobre base de otras anteriores: musulmana y de los siglos XIV y XV. Además en el siglo XVIII sufrió una importante ampliación que colabora en su configuración actual
Asimismo, es destacable el edificio del Ayuntamiento, de origen renacentista, ubicado en la Plaza Mayor y que en sus orígenes estuvo dedicado a Lonja, si bien en la segunda mitad del XVII pasó a ser utilizada por el Concejo. Ha sufrido modificaciones de envergadura como la protagonizada por Fernando Chueca el año 1969 en el último piso, obra de este arquitecto, en forma de galería alta.
CALATAYUD
Calatayud, colocada junto al Jalón (afluente del Ebro), es el segundo núcleo poblacional en importancia de la provincia de Zaragoza, y cabecera de una extensa comarca. Su enclave más antiguo fue la celtíbera Bílbilis. Una vez romanizada, en época de Augusto llegó a tener la condición de municipio romano, si bien se hundió en la decadencia en la etapa visigoda.
La llegada de los musulmanes, al igual que en el resto de España, supuso importantes cambios, en este caso a mejor, constituyéndose en una de las ciudades más importantes y esplendorosas del que, a partir del año 1031, se constituiría en el reino de taifas de Zaragoza. En el siglo XII, concretamente el año 1120, fue reconquistada por Alfonso I El Batallador, quien la dotó de fuero propio, adquiriendo una gran influencia en el reino de Aragón.
A finales del siglo XII había en su entorno importantes asentamientos templarios, caso de la encomienda de Ricla. Sin embargo, a finales del XIII la cabecera de esa encomienda pasó a Calatayud y aunque, como en la mayor parte de enclaves, no abunda la documentación al respecto, en 1289 ha sido posible documentar a Bernat de Barberá como su comendador.
Desconocemos el alcance de la influencia de los templarios en la zona, que sin duda la hubo, pero la ciudad adquirió una gran preponderancia, como se deduce del hecho de que en 1461 se diera en ella jura como príncipe del que habría de ser Fernando II, rey de Aragón, futuro Fernando El Católico.
El siglo XVI conoció la fundación de un Colegio de la Compañía de Jesús, orden que dejaría una profunda huella en su época y en las posteriores, bien de forma material, como la iglesia que dedicarían a la Virgen del Pilar, de estilo jesuítico, convertida después en la parroquia de San Juan el Real, en una de cuyas pechinas se conserva una de las primeras pinturas de Goya; o de tipo intelectual teniendo un excepcional agente en el XVII en el padre Baltasar Gracián, quien enseñó Humanidades en este Colegio-Seminario.
El rastro material y a la vista de su historia se presenta, además de en la propia estructura de su casco antiguo, en una serie de construcciones que la atestiguan.
En primer lugar debemos reseñar la antigua muralla, de origen musulmán, que encerraba en su seno a la ciudad y unía a cinco castillos, ubicados sobre las cinco colinas que la dominan. Estos castillos son los de: Ayub, Doña Martina, La Peña, De la Torre Mocha y Del Reloj. El primero se ubica en la colina más alta y se considera que pudo ser el origen del nombre de la antigua villa musulmana (Castillo de Ayyub o Kalat Ayud musulmán). Entre el conjunto de torres y lienzos de muralla, muchos de tapial, destaca una puerta que recuerda el estilo de las obras del emirato en Córdoba, en concreto la más antigua de su mezquita.
En cuanto al conjunto monumental es preciso resaltar la presencia del estilo mudéjar en muchos de sus edificios. Entre los monumentos que podemos reseñar destacan:
- La Colegiata de Santa María La Mayor, construida en el lugar que ocupaba una antigua mezquita. Se hacen notar la portada plateresca (s. XV), su torre octogonal y el claustro mudéjares.
- La iglesia de San Pedro de los Francos, parece que debe su fundación a la necesidad de ofrecer atención religiosa a los franceses que acompañaron a Alfonso I El Batallador en la conquista de Calatayud. No obstante el templo actual ya no es de aquella época, con lo que únicamente queda la advocación a que fue destinado el primitivo. Dotada de una interesante portada de estilo gótico y de torre mudéjar (s.XV). En ella se celebraron, en 1461, las Cortes que juraron príncipe heredero a quien después sería el rey Fernando El Católico.
- La iglesia de San Andrés, de origen mudéjar, conserva la torres de este estilo.
- La Colegiata del Santo Sepulcro tiene sus orígenes en el siglo XII. Es la más importante en Aragón de las de esta Orden. Rehabilitada en el siglo XVII, está dotada de claustro y se le considera la casa matriz de esta Orden en toda España. Su estructura obedece a la del Santo Sepulcro en Jerusalén.
DAROCA
Daroca nació junto al rio Jiloca, base y fuente de su vida en la historia. Al igual que Calatayud, tiene antecedentes celtíberos y romanos. Los romanos construyeron en el lugar una fortificación, dotada de un importante contingente de tropas con el fin de conservar y defender la Vía Laminium, que unía Zaragoza con Valencia.
La ocupación musulmana también dejó su huella, convirtiéndose en una importante ciudad. Se dice que Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid Campeador, estuvo en ella cuando se dirigía hacia Valencia, deduciéndose este hecho de la aparición del nombre de esta ciudad en el Poema del Mío Cid.
Fue conquistada, en 1120, por Alfonso I El Batallador. Parece ser que este rey le concedió su primer fuero, aunque hoy no se conoce. Asimismo intentó su repoblación, si bien con escasos frutos, seguramente por su carácter fronterizo, lo que la sumía en una permanente inseguridad.
Ramón Berenguer IV entre 1137 y 1140, tal vez con la idea de dar mayor seguridad a un nuevo proceso repoblador la apuso bajo dominio del Temple, y en 1142 le otorgó nuevo fuero y territorio. Parece que fue entonces cuando se instauró en ella un convento templario. Además les hizo donación de diversos lugares aledaños, al tiempo que les permitió la edificación de diferentes fortalezas, con el ánimo de reforzar aquel ámbito fronterizo, principalmente frente al Islam. De cualquier manera es muy escasa la documentación al respecto, si bien la huella templaria parece intuirse, sobre todo en los restos de fortificaciones de su territorio.
Su ubicación geográfica en un barranco, entre los cerros de San Cristóbal y San Jorge condicionó su estructura urbana medieval, amparada en una amplia muralla de más de tres kilómetros, con un castillo y festoneadas de torreones. Entre sus elementos en primer lugar destacan las puertas y portillos: Puerta Baja, Puerta Alta, Puerta del Arrabal y Portal de Valencia. Entre los torreones: San Cristóbal, Caballero de la Espuela, del Águila, del Jaque etc.
Entre los monumentos a subrayar están los templos. Así, entre ellos, la Iglesia de La Colegial, se trata de un edificio que debe su estructura principal actual al periodo renacentista, si bien con restos de épocas anteriores (ábside románico, portada gótica). Destacan además en ella el frontal de la puerta principal, con unos interesantes relieves, así como la puerta gótica del Perdón, al parecer primitiva puerta principal del templo, en cuyo tímpano una serie de relieves hacen alusión al Juicio Final.
PROVINCIA DE TERUEL
CUTANDA
Cutanda es una pequeña población ubicada a 83 Km. de Teruel. Sobresalen en ella los restos de un castillo, de origen musulmán, edificado al parecer sobre un antiguo asentamiento celtibérico. Muy conocida esta fortaleza por la victoria de Alfonso I El Batallador (1120) frente a los musulmanes.
Entre 1137 y 1140, Ramón Berenguer IV puso la villa bajo dominio templario (tal vez como tenencia, si bien esta presencia tiene un rastro difícil de seguir), y posteriormente a ellos perteneció a la zona fronteriza gobernada por los señores de Belchite. A fines del siglo XIII, y durante varios siglos, se convirtió en señorío del arzobispado de Zaragoza. Hoy, su castillo, que en el siglo XV resistió los envites de los castellanos consta apenas de un muro de sillería y restos de una torre y una bóveda de crucería.
Su nombre ha pasado a la historia de Aragón, y de España, por la batalla celebrada en su suelo por Alfonso I El Batallador contra los almorávides, constituyéndose en una de las más importantes victorias de este rey, siendo ésta base para la inmediata reconquista de Calatayud y Daroca.
Entre sus monumentos destacan la Iglesia parroquial de la Asunción de Nuestra Señora (s.XVII) y la Ermita de San Juan Bautista, de origen gótico, pero con reedificaciones y modificaciones posteriores.
ALFAMBRA
Alfambra ubicada a una distancia de veinticinco kilómetros de Teruel. Según algunos restos existentes en su solar, concretamente en la ladera del cerro en donde se ubican los restos del castillo, ya hubo habitantes en la Edad del Bronce. Por otra parte, se considera que la población ibero-romana llamada Bilda Rubra pudo a su vez ser continuadora de aquel poblamiento. Sin embargo los restos actuales más visibles se corresponden con la Edad Media.
Tras una etapa musulmana, sin duda desde el siglo VIII, fue reconquistada por cristianos en 1169, recibiendo el Fuero de Alfambra (1174), cuya misión principal era atraer a futuros repobladores.
El año 1187, el rey Alfonso II El Casto, rey de Aragón, hizo donación de esta villa y su castillo a la rama aragonesa de la Orden de Monte Gaudio, la cual se integraría poco más tarde en la Orden del Temple. De ahí que el año 1196 pasara a depender de esta Orden militar, de la que en 1230 se posible documentar a uno de sus comendadores.
La colaboración de los templarios con los reyes aragoneses es un hecho sobradamente constatado, haciéndose más sólidos sus vínculos con la monarquía en el siglo XIII, más concretamente en época del rey Jaime I El Conquistador. Hasta tal punto fue así que este rey reunió en Alfambra al ejército con que habría de partir para la conquista de Valencia.
Tras la desaparición de la Orden del Temple, la villa y su castillo pasaron al señorío de la Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén.
Entre los rastros históricos materiales más directamente visibles podemos destacar, por un lado el castillo (importante testimonio de la presencia del Temple), y por otro la Ermita de Santa Ana.
El castillo ha sido en parte restaurado, llevando pareja a la restauración una excavación arqueológica que ha facilitado datos importantes sobre el pasado más antiguo de la villa. Destaca en él los restos de la torre del homenaje y un aljibe, que se puede visitar. Junto a la fortaleza se hallan los restos de la Iglesia Alta, que era el lugar en que realizaba sus sesiones el Concejo de la Villa.
La Ermita de Santa Ana, de origen gótico, transformada en épocas posteriores hasta el barroco. Destaca por el descubrimiento en su seno de unos frescos con diferente temática, destacando la imagen en que aparecen retratados los Reyes Católicos, ambos jóvenes. En su exterior llama la atención un curioso reloj de sol.
TERUEL
Teruel debe a su primitivo asentamiento elevado cerca del cauce del Turia, en forma de espolón defensivo, parte de su historia. Se inserta en el corazón del Sistema Ibérico, en el ámbito de las Serranías Turolenses (Sierras de Albarracín, Gúdar o Javalambre), conformando conjuntos montañosos que pueden llegar a los dos mil metros de altitud (Peñarroya). Es parte de la prolongación de la fosa o corredor Calatayud-Daroca, y da paso, hacia el sudeste, al inicio del valle del río Mijares.
Desde el punto de vista de la presencia humana, ha sido posible detectar restos prehistóricos, si bien, al igual que hemos constatado para la mayor parte de las zonas de la ruta, al menos en el ámbito aragonés, la organización humana más antigua y presente en el lugar fue la íbera. Poblado que para unos se llamaba Turba, y para otros Turbaleta.
En esta época hubo de enfrentarse a la ibérica Sagunto, aliada de Roma, que ocuparía parte de las tierras en la margen derecha del Mijares, buscando pastos para sus ganados, lo que llevó a constantes enfrentamientos entre saguntinos y habitantes de Turba y a cierta alianza de este poblado con Cartago, siendo atacado por Escipión, y destruido en parte, al tiempo que sus habitantes eran vendidos como esclavos. Se habla de una posterior reconstrucción de Turba, si bien son muy pocos los rastros que se hallan al respecto.
Tampoco es muy conocida su realidad en épocas romana y visigoda, de ahí que se considere que sería a partir de la llegada de los musulmanes (s. VIII), concretamente con el de Tarik por el lugar, cuando se afianzase un núcleo defensivo de cierta envergadura que se identifica con Tirwal.
Ya en el siglo XII, concretamente en 1171, dicha fortaleza sería reconquistada por el rey aragonés Alfonso II El Casto, quien ante el peligro inmediato de los almohades, que el mismo año habían conquistado Valencia, renovó, amplió y reforzó sus murallas. A este monarca se le considera como el verdadero fundador de Teruel.
El año 1177 este mismo rey le otorgó el Fuero de Teruel, con el fin de atraer pobladores a un lugar que había devenido en frontera con los musulmanes. No obstante debemos precisar que el sustrato musulmán que permanecería en solar turolense (mudéjares), o vendría tal vez atraído por las facilidades que les daba el fuero, debió tener cierta importancia, a tenor de los rastros materiales aún hoy presentes.
Seguramente también con la misión de reforzar este enclave fronterizo el año 1196 se permitió el establecimiento de la Orden del Temple, donde se dice que instituyeron un convento, y aunque se considera que permanecieron hasta el año 1312, lo cierto es que es muy escaso el rastro documental hallado al respecto. Igual que hemos señalado para Alfambra, tras la desaparición de los templarios el territorio pasó a la Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén.
Ya en el siglo XIV, durante la Guerra de los dos Pedros (Pedro I de Castilla y Pedro IV de Aragón) Teruel pasó a depender de Castilla, si bien el dominio castellano no duró más allá de tres años, volviendo nuevamente a Aragón.
En el ámbito histórico monumental del casco histórico de Teruel jugará un importantísimo papel la presencia mudéjar, que le dotará de una personalidad incomparable, estando muchos de sus monumentos declarados en la actualidad como Patrimonio de la Humanidad. Entre las obras a señalar destacamos: La catedral, la Iglesia de San Pedro, la Torre de San Martín y la Torre de la Iglesia de El Salvador.
La catedral nació a partir de una iglesia románica del siglo XII (Santa María de Mediavilla), si bien se fue construyendo entre los siglos XIII y XVI, hasta llegar a su configuración actual. De ahí que su clasificación estilística, dentro del ámbito mudéjar, pase desde el románico al plateresco. Destaca en si todo el conjunto arquitectónico con una personalidad única. Y en él reseñamos la torre mudéjar, del siglo XIII, una de las más antiguas de España, dotada de abundante decoración en forma de cerámica vidriada y azulejos. Asimismo podemos destacar la techumbre artesonada de la nave central, del siglo XIV, dotada de una belleza incomparable. Por último, su cimborrio del mudéjar- renacentista (siglo XVI), con tejados vidriados.
La Iglesia de San Pedro, construida sobre la ermita de San Bartolomé, de los franciscanos, data entre los siglos XIII y XVI, y alberga los estilos románico-mudejar y gótico levantino. Destacan por un lado su torre, con origen en el siglo XIII, de ladrillo, y con elementos románicos y góticos mudéjares; y por otro, en el interior de la iglesia y en una de sus capillas laterales la Capilla de los Amantes de Teruel, cuyas momias fueron descubiertas el año 1555 en ese mismo sitio. Los cadáveres fueron visitados en esa capilla hasta el siglo XVIII en que, anexa al templo, se construyó una nueva capilla. No obstante, habría de llegar la segunda mitad del siglo XX para que, bajo proyecto de Juan de Ávalos se construyera el actual mausoleo.
La Torre de San Martín se construyó en el primer tercio del siglo XIV y tuvo una reforma y ampliación a mediados del XVI. La obra, también en el ámbito del mudéjar turolense, está construida de ladrillo y con decoración cerámica. Es de planta cuadrada y, por su ubicación, además de campanario sirvió de torre-vigía. Entre sus elementos decorativos destaca el paño de sebca, de origen almohade, acompañado de lacería octogonal, y una serie de cenefas cerámicas, formando ajedrezados, estrellas o flechas.
La Iglesia y Torre de El Salvador, ambas en estilo gótico-mudéjar, parece que tuvieron (al menos la iglesia) su origen en el siglo XIII, si bien la torre, según todos los indicios, pudo construirse en el XIV, un poco más tarde que la de San Martín, con la que presenta grandes similitudes, tanto en su estructura (ambas recuerdan a los alminares musulmanes), como por su decoración. No obstante la distribución de los temas decorativos varían en una y otra torres.
LIBROS
Libros es un pequeño concejo ubicado a veintiséis kilómetros de Teruel, junto al río Turia. De orígenes bastante antiguos estuvo en manos musulmanas, si bien los rastros de estos han desaparecido. En ella se estableció, en el siglo XII, la Orden de Montgaudio, pasó a poder de la Orden del Temple, junto con Villel, en donde hubo una encomienda, que se apoderó de su castillo, el año 1196.
En su iglesia destaca la torre de cuatro cuerpos, de base renacentista y planta cuadrada, con campanario barroco de planta ochavada. Los materiales de los dos primeros cuerpos son a base de sillar, mientras que los del campanario son de mampostería.
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