En el corazón del Valle de Ricote, a orillas del Río Segura, aparece Blanca, conocida por nuestros antepasados como La Negra, por el color de la roca donde se asienta.
Entre los restos históricos del municipio, destaca el castillo coronando la villa, construido en el s. XII por los musulmanes; ante él se muestra el valle, lleno de esplendor. Es accesible desde el casco antiguo de la población, donde el viajero podrá conocer la estructura de la antigua villa medieval al igual que disfrutar del calor de sus gentes.
Destacan también, entre sus edificaciones, la Iglesia de San Juan Evangelista, del s. XVI; la Ermita de San Roque de estilo barroco; la casa La Favorita, construida en estilo ecléctico durante el s. XIX; la casa del Conde, fiel muestra del neoclasicismo del XIX, actualmente convertida en la Hostería Conde de la Vallesa y, por último, el Teatro Victoria, en el que se realizó una importante restauración y modernización de sus instalaciones a finales de la década de los 90.
De obligada visita es la Fundación Pedro Cano, que se encuentra situada en una extraordinaria construcción a orillas del río Segura y alberga algunos de los mejores trabajos de este artista blanqueño. Además, cuenta con salas para exposiciones temporales, talleres, biblioteca y auditorio.
También es interesante para el visitante el Centro de Interpretación de la Luz y el Agua, que expone el aprovechamiento hídrico a lo largo de la historia del municipio. Blanca, donde se mezcla la belleza de la naturaleza y el recuerdo de la tradición, ofrece al viajero la posibilidad de disfrutar de un municipio perdido en el tiempo.
Destacan también, entre sus edificaciones, la Iglesia de San Juan Evangelista, del s. XVI; la Ermita de San Roque de estilo barroco; la casa La Favorita, construida en estilo ecléctico durante el s. XIX; la casa del Conde, fiel muestra del neoclasicismo del XIX, actualmente convertida en la Hostería Conde de la Vallesa y, por último, el Teatro Victoria, en el que se realizó una importante restauración y modernización de sus instalaciones a finales de la década de los 90.
De obligada visita es la Fundación Pedro Cano, que se encuentra situada en una extraordinaria construcción a orillas del río Segura y alberga algunos de los mejores trabajos de este artista blanqueño. Además, cuenta con salas para exposiciones temporales, talleres, biblioteca y auditorio.
También es interesante para el visitante el Centro de Interpretación de la Luz y el Agua, que expone el aprovechamiento hídrico a lo largo de la historia del municipio. Blanca, donde se mezcla la belleza de la naturaleza y el recuerdo de la tradición, ofrece al viajero la posibilidad de disfrutar de un municipio perdido en el tiempo.